Mensaje de Año Nuevo
Hay un dicho de los antiguos textos que dice que, sin el conocimiento de la literatura, la música, las artes y las ciencias, una persona es como un animal sin cola. El conocimiento de la literatura ayuda a abrir el intelecto, el conocimiento de la música ayuda a abrir el corazón y el conocimiento de las artes ayuda a mejorar el carácter y el comportamiento. Estas son las tres áreas en las que debemos centrarnos para convertirnos en buenos seres humanos.
No hay que intentar convertirse en un ser perfecto, porque es solo por casualidad que alguien nace perfecto, pero sí podemos intentar convertirnos en seres buenos. Conectarse con la bondad de la vida es la culminación del esfuerzo humano. Cuando nos conectamos con lo positivo, lo edificante y lo inspirador, nos conectamos con la satisfacción, la alegría y la paz.
En última instancia, somos responsables de nuestra propia felicidad, nadie más nos la puede dar. Para alcanzar la felicidad tenemos que trabajar en los niveles de la cabeza, el corazón y las manos: el intelecto, los sentimientos y la acción. El conocimiento es la cualidad de la cabeza, la dulzura la de los sentimientos y las sensaciones y la compasión es la cualidad del corazón.
El comportamiento y la actuación adecuados, en función de las exigencias de la situación y las circunstancias, son la expresión del carácter y del comportamiento humanos. La consecución de estos tres hace que uno sea feliz, sano y sabio. Así pues, durante este próximo año nuevo debemos saber que somos responsables de nuestra propia felicidad.
Cuando somos jóvenes, sentimos que el mundo es nuestro y que podemos hacer todo lo que queramos. Cuando nos hacemos un poco mayores, ganamos en madurez, sentido común y fortaleza, y uno debe utilizar estas cualidades para hacer lo que pueda para mejorar la vida y el entorno.
El dolor forma parte de la vida, pero ser su esclavo no forma parte de ella. Cuando somos esclavos de nuestro sufrimiento, nos identificamos con la debilidad y la limitación, con las palabras «no puedo», pero cuando nos identificamos con la fortaleza, con las palabras «puedo», entonces la bondad, la sabiduría y la fuerza de voluntad se combinan para ser más dominantes. En el dolor, el yo estéril se vuelve más dominante.
Por lo tanto, la aspiración para el nuevo año debe ser la determinación de ampliar los horizontes del intelecto, las emociones y el desempeño.
Con buenos deseos, om’s y prem
http://www.yogamag.net/archives/2000s/2002/ajan02/0102mess.html