La mente, combinada con el corazón y las manos, es la culminación del proceso de la vida: unidad de mente y corazón y la habilidad de realizar la acción apropiada. Actualmente, hay una división entre la cabeza y el corazón pero deben unirse, no solo en teoría sino también en la práctica, no solo como un concepto, sino también como una experiencia. Por lo tanto, la más grande lección del yoga es disfrutar y vivir plenamente en el presente. Con solo hacer esto, podemos transformar nuestra personalidad, nuestra naturaleza y tener una perspectiva creativa, dinámica y optimista sobre nosotros mismos. Es entonces cuando se experimenta el sentimiento de bienestar y plenitud.
El yoga nos hace humildes. La sabiduría nos hace humildes. Estos son hitos. Si sienten que no son humildes sino arrogantes, deben saber que se han perdido en el camino. Si pueden volverse sencillos e inocentes, entonces están en el proceso de superar los karmas e impresiones mentales inherentes, los samskaras.
La lección de hoy es tratar de disfrutar el presente con una perspectiva optimista y alegre, tratando de olvidar las pruebas y tribulaciones del ayer. Eso no solo alegrará su día, sino también sus vidas.
Si la mente no se mantiene limpia mediante la práctica continua de la meditación, se vuelve desequilibrada e impura. La meditación elimina la basura de la mente, pone fin a todo dolor y sufrimiento, y destruye las causas de la tristeza. Con una meditación gradual y silenciosa aprendan a ejercer un gran control sobre las corrientes nerviosas y músculos y a calmar las emociones, los sentimientos, los instintos y los impulsos efervescentes. A través de la práctica gradual y sistemática se puede dar una nueva orientación a los sentimientos. La mente mundana se puede transmutar completamente hacia una mente divina, serena y equilibrada.
De esta manera, la meditación permite al practicante acceder a ámbitos de paz permanente. Purificarse, concentrarse, meditar y realizar la propia esencia divina es el deber más importante de todos los seres humanos. Durante la meditación la mente está calmada y quieta. Se disfruta la perfecta armonía, la felicidad imperturbable y la paz duradera. Se logra el yoga de la ecuanimidad, samatvam.
Cuando la meditación se vuelve profunda, se experimenta la perfecta consciencia y el silencio interior del alma. La paz suprema no se puede alcanzar sin haber eliminado las impurezas de la mente mediante el japa, el servicio, el dar, el pranayama, etc., y luego seguir el camino de la introspección, la contemplación y la meditación. Sin la ayuda de la meditación, los velos que cubren el alma, Atman, no se pueden eliminar.
A través de la sadhana somos capaces de eliminar los elementos perturbadores de la mente. La práctica espiritual continua puede ayudar tanto en la vida de negocios como en la vida diaria, y proporciona un sueño reparador.
La sadhana infundirá al practicante nueva fortaleza, confianza y seguridad en sí mismo. La sadhana hará que estemos siempre alegres, más concentrados, felices, equilibrados, pacíficos, satisfechos, valientes, corajudos, compasivos, sin ira, desinteresados y con menos deseos. Ver visiones y luces o escuchar sonidos trascendentales no tiene mucho valor espiritual.
La sadhana debe proveer una vida interior más plena, una visión introspectiva y equilibrio en cualquier circunstancia de la vida. Estos son los signos de crecimiento espiritual. Para La sadhana es un proceso de toda la vida. La autodisciplina es esencial.