Conciencia del símbolo psíquico
El alma experimenta varios niveles de conciencia: la conciencia instintiva, la intelectual, la psíquica y la más elevada, la espiritual. La conciencia espiritual es la conciencia de lo divino o de Dios, la conciencia más elevada.
A través del medio o envoltura del cuerpo, se está aplicando la ley de la evolución, y la conciencia busca desplegarse y expresarse.
La conciencia
Un animal se comporta de todas las maneras, pero sin conciencia. Una persona menos inteligente puede comportarse de forma similar, pero en ocasiones es consciente de su comportamiento. La conciencia de sí mismo ha surgido en el hombre y esto es lo que lo separa de los animales. Hay que desarrollar la conciencia de que «soy», una conciencia que se ha manifestado con el advenimiento de la raza humana.
El objetivo último del yoga es dar la iluminación a cada individuo. La creencia fundamental del yoga es que ésta no proviene del exterior, sino que esa iluminación, la conciencia suprema, está en cada ser humano.
Igual que la mantequilla se extrae de la leche, o el aceite de las semillas de mostaza, el hombre está impregnado de esta cualidad especial de la conciencia.
Esta conciencia interior tiene que ser estudiada de forma separada mediante un método y una dedicación constantes. Solo entonces es posible que cada uno se convierta en testigo de su propio yo. La persona retira capa tras capa de conciencia y sigue develando los diferentes estados y dimensiones de su conciencia. De la consciencia, desciende a la subconsciencia y de allí, aún más en lo profundo, al estado más dinámico de la inconsciencia para, finalmente, dar el salto a la superconsciencia.
Yoga
El yoga es un método de comunión, de unión de dos cosas. La conciencia individual de hoy y la conciencia suprema que hay que alcanzar tienen que estar ambas en comunión. En otras palabras, la conciencia inferior tiene que ser llevada a lo más profundo de la superconciencia. Se han prescrito diferentes métodos y técnicas.
El yoga es la técnica y la ciencia para contemplar la conciencia, tranquilizar toda la personalidad y desarrollar la percepción con conciencia absoluta. En otras palabras, el yoga toma la conciencia como objeto y propósito. Con la ayuda de la mente se intenta indagar en las dimensiones más profundas de la propia personalidad.
El yoga desarrolla todo el esquema en tres etapas: la primera es la tranquilidad, la segunda la concentración o fijación y la tercera la meditación o toma de conciencia. Cuando se desarrollan estas tres etapas el resultado es la superconciencia.
Símbolo
La primera etapa es la tranquilidad. Cuando uno quiere tomar conciencia del ser interior, es necesario que los sentidos de la personalidad exterior estén bajo control.
Si uno quiere comprender o tomar conciencia de su yo en una dimensión más profunda, es esencial que se calme cualquier ruido, disipación o perturbación en la personalidad mental y sensorial. Cuando los sentidos se aquietan y los pensamientos se tranquilizan, uno es capaz de traer ante la mente su propia mente, personalidad y conciencia.
¿Qué hace el yoga? Formula una imagen, un patrón de la propia conciencia, del propio yo, en forma de símbolo abstracto o concreto. Esa forma o imagen particular creada a través de la imaginación y el sentimiento, trata de consumir todo el contenido de la propia conciencia.
Si se pone un poco de agua en el congelador y se saca después de quince minutos, solo la mitad está congelada, la otra mitad sigue siendo agua. La cantidad total de agua no está congelada. De la misma manera, a través del método de concentración, toda la personalidad mental, toda la personalidad psíquica propia, que de otro modo está disipada y perturbada, la consume la percepción de un tema. Cuando toda la conciencia se asimila, se consume y se retira, se ve claramente, en todas sus dimensiones, el símbolo elegido. En ese momento se desvanece completamente la diferencia entre el símbolo psíquico y el símbolo real.
Si uno tiene al gurú como símbolo y base de la conciencia, y si en la profundidad de la meditación, se repliega la totalidad de la conciencia en la forma de la conciencia o imagen del gurú, entonces uno encontrará allí al gurú.
La gente puede llamarlo alucinación o ilusión, pero no lo es. Es real, es concreto. La mente es más real que el cuerpo. Más real que la mente es la psique, pero más real, fundamental y concreto que la psique, es el espíritu. De este modo, uno puede ver en el ámbito mental al gurú, o cualquier otro símbolo de su elección, con tanta claridad como si lo viera con los ojos bien abiertos. Ese estado puede alcanzarse mediante la práctica del yoga.
Pratyahara
Por lo tanto, la primera necesidad en el yoga es la tranquilidad o pratyahara. Pratyahara se traduce como el retiro de las experiencias individuales a trevés de los sentidos.
Ver y escuchar son experiencias de la mente a través de los sentidos. Pero si uno quiere ir al reino espiritual, las experiencias sensoriales externas tienen que cesar. La conciencia extrovertida tiene que cerrarse por completo. Esta es la primera etapa que hay que alcanzar.
La tranquilidad significa el retiro de las experiencias sensoriales. Cuando la conciencia trasciende el espacio y las experiencias externas, las formas no se ven, las palabras no se oyen, la piel no tiene ninguna sensación y la fragancia no se experimenta. Si se pone un dulce en la lengua, no habrá sensación de sabor.
Para alcanzar esta primera etapa de tranquilidad, existen cientos de técnicas eficaces, como orar, mirar la llama de una vela, un punto negro, la punta de la nariz, el centro de la ceja y la concentración en los centros psíquicos o chakras.
Con este fin Swami Yogananda enseñó el kriya yoga. Maharishi Yogi enseña la meditación trascendental y yo enseño ajapa japa con este fin. Los cristianos oran y se postran en absoluta entrega. En el hinduismo, la gente canta los nombres de Dios. Estos métodos pacifican la personalidad perturbada y así se alcanza un estado de ecuanimidad y trascendencia. Es después de este logro cuando comienza el yoga.
Dharana
Una vez alcanzada la calma mental, los pensamientos dejan de funcionar. En este momento, uno debe desarrollar inmediatamente en su conciencia una imagen, forma o símbolo. El símbolo que uno desarrolla en su interior es solamente subjetivo, no objetivo. No tiene cualidades. Si, en el estado de calma de la mente, la imagen aparece en el interior, ¿quién está dentro? ¿Ha entrado la imagen dentro, o es la mente o la conciencia la que ha asumido la forma de ese símbolo concreto?
Por lo tanto, el símbolo que uno elija debe ser tal que la mente asuma fácilmente esa forma. Una cruz, el Om, la luna creciente y un loto son símbolos de este tipo. Los símbolos psíquicos de la propia personalidad son la base donde la mente tranquila y sosegada se puede desarrollar adecuadamente. Este estado se conoce como dharana, que significa sostener, desarrollar la conciencia en la forma y figura de una imagen.
Unidad
La conciencia o fuerza de la mente consciente que vagaba de objeto en objeto, de pensamiento en pensamiento, entre la mente consciente y la subconsciente ahora se concentra por completo en una forma. Poco a poco, uno trata de reunir las fuerzas mentales en torno a esta forma; fluyen como un río hacia el océano, llenándolo. Del mismo modo, la conciencia de los pensamientos se retira, de una zona y luego de otra, de todas partes. La conciencia sensorial que se ha retirado se formula en la forma de la imagen hasta tal punto que uno no permanece consciente de nada externo, sino que tiene una conciencia constante e incesante de esa única forma, durante uno o dos minutos. El tiempo aumentará con la práctica.
A medida que el tiempo aumenta significa que la conciencia se está moviendo hacia un estado llamado samadhi. También puede llamarse divinidad, o nirvana en el lenguaje de los budistas, darshan en el lenguaje de los hindúes, kaivalya en el lenguaje de los jainistas, o samadhi en el lenguaje del yoga. Este estado puede describirse como el estado divino, el estado de la unidad.
Vuelta al mundo 1968
http://www.yogamag.net/archives/2010s/2012/1207/1207sym.html