¿Cómo se las arregla para ayudar a tantas personas diferentes?
Para nosotros esto no es una profesión, es nuestra vida. Cuando uno se dedica a algo que le gusta en la vida, cuando uno se dedica a una profesión que le gusta, las respuestas son diferentes. En el ashram tenemos que aprender a autocontrolarnos mucho. Si se tiene una disputa con alguien, debemos convivir con esa persona durante veinticuatro horas. O bien puedo ser agresivo y grosero y distanciarme, o bien reajusto de nuevo mis pensamientos y mi comprensión para vivir con esa persona de forma más agradable. Esto no ocurre en el mundo exterior. Si a uno no le gusta una persona puede salir de casa, puede tener diferentes diversiones: puede ir a casa de un amigo, tomarse una cerveza, ir a la playa, al cine o a un parque y pasar un rato, refrescarse y luego volver.
En el ashram no hay periodo de enfriamiento. Uno tiene que estar siempre atento de forma natural. Al menos yo lo estoy, ese ha sido mi entrenamiento. Otras personas pueden tener desacuerdos. Yo no tengo ningún desacuerdo con nadie. Creo que este entrenamiento me ha sido útil. Hay muchos sannyasins que no están expuestos a ese nivel de formación. Trabajan, pero no tienen la formación necesaria para lidiar con su propia mente. Llevo aquí desde la infancia y he tenido que enfrentarme a todas las situaciones.
Se trata de sentido común internacional. La primera pizca de sentido común me la puso un duende en Irlanda que me dio el don de la labia. El segundo cambio tuvo lugar en Inglaterra, donde tuve que relacionarme con niños y pude inspirarles respeto. Imagínese que un indio se convirtiera en el jefe de un grupo de niños en Inglaterra; no era fácil. Fui capaz de relacionarme con ellos y ellos se relacionaron conmigo. La comprensión intelectual llegó cuando estuve en Inglaterra.
En cada país aprendí algo. Eso me dio una amplia comprensión de las diferentes naturalezas. Puedo ver la diferencia de comportamiento entre un alemán, un francés, un británico, un estadounidense, incluso las diferencias ideológicas que puede haber. En cierto modo, tuve suerte de que Swamiji me expusiera a diferentes naturalezas humanas y al exponerme a ellas, pude aprender a vivir cómodamente con ellas. Eso me ha ayudado en mi vida. Yo no creo que esté ayudando a nadie. Hago lo mío y sigo adelante. Si sigo pensando que he hecho algo agradable y bueno, me quedaré anclado en el pasado. Las necesidades de cada individuo son diferentes, así que intento ayudarle y luego paso al siguiente y al siguiente.
No he desarrollado ninguna asociación personal con nadie. No me considero amigo de nadie. Me considero alguien que desea el bien de todo el mundo y como tal, todo lo que pueda hacer para ayudar, lo haré. La amistad es mucho más profunda, y para ello las mentes tienen que alinearse. Si no hay alineación de mentes, no hay amistad.
11 de marzo de 2023, Bihar, Enseñanza de la Tradición del Yoga para Profesores, Ganga Darshan, Munger
Publicado en YOGA, 26 de febrero de 2024