Disciplina
El término disciplina es el menos comprendido en el mundo. ¿Cuál es el propósito de la disciplina? El propósito de la disciplina es ser capaz de guiar las expresiones de la mente. No hace falta decir cómo funciona nuestra mente. Sabemos que está sujeta a distracciones, que se distrae con facilidad. Sabemos que está sujeta a gustos y disgustos. Que tiene emociones, ideas, convicciones y creencias fuertes. Sabemos que está sujeta a los gunas: sattwa, rajas y tamas. Cuando está influida por estas características mentales, la mente funciona de forma errática. No hay claridad en su comportamiento.
El papel de la disciplina es ayudar a manejar la mente, para poder crear en ella un condicionamiento que le permita estar conectada con la positividad y la creatividad. Normalmente podemos desear ser positivos, pero las condiciones de la mente no nos permiten centrarnos en lo positivo. Normalmente podemos desear ser creativos, pero hay demasiadas distracciones que obstaculizan nuestra creatividad. Existe una lucha continua con uno mismo.
¿Cómo podemos controlar nuestra mente? Los pensadores han afirmado que lo podemos hacer mediante la disciplina. Esta disciplina se ha definido de muchas maneras. A mi entender, la definición más sencilla de disciplina es la capacidad de aquietar la mente, la capacidad de observar la mente. Al comienzo, para crear un entorno propicio en nuestra personalidad y hacer conciencia de la mente, tenemos que seguir ciertas ideas impuestas para volvernos más observadores y aumentar la sensibilidad de nuestras percepciones respecto del comportamiento y las expresiones mentales.
Un ejemplo es el mouna. Mouna es una palabra sencilla -silencio- y, sin embargo, es difícil hacerlo. Mientras la mente no practique mouna y siga parloteando, nos veremos obligados a parlotear nosotros mismos. Cuando la mente se aquieta, se relaja y se calla, mouna se vuelve natural, espontáneo y fácil. Éste es un ejemplo de cómo una condición externa puede ayudar a mejorar la calidad de la mente.
Depende de nosotros hasta qué punto podemos progresar por esos senderos. De nosotros depende cómo adoptemos esas disciplinas para que nos ayuden o nos obstaculicen. El propósito de cada disciplina es hacernos comprender el comportamiento, las actitudes y las características de la mente. Cuando somos capaces de dirigir la mente de acuerdo con nuestros deseos y elecciones, entonces esa etapa se conoce como disciplina. Cuando estamos sujetos a las influencias de la mente, entonces ése es el estado normal de comportamiento.
A lo largo de nuestra vida hemos hecho lo que nuestra mente nos ha exigido, según nuestros gustos, nuestras aversiones, nuestra sabiduría, nuestra ignorancia, nuestra madurez o inmadurez. Sin embargo, limitarse a seguir la naturaleza y el comportamiento de la mente conduce a la disipación y a la distracción. Ésta ha sido la experiencia de quienes han sido capaces de controlar y guiar su mente. Ellos han dicho que la disciplina es importante para obtener la paz, estar satisfecho y expresar la creatividad y la sabiduría humanas.
Desde esta perspectiva, la disciplina sólo representa el manejo de la mente. El primer sutra de los Yoga Sutras de Patanjali, Atha yogah anushasanam, constituye la dirección en la que se mueve el yoga para proporcionar la facultad de observación y la capacidad de dirigir la mente con sabiduría, conocimiento y comprensión. En última instancia, la disciplina es una expresión del equilibrio de nuestra personalidad, del equilibrio y la armonización de nuestras emociones y actitudes.
Para crear esta condición, tenemos que empezar por algo externo, regulando nuestro estilo de vida y los comportamientos mentales. Debemos intentar comprenderlos y ver si el resultado es adecuado o inadecuado para nuestro desarrollo y crecimiento, y para el entorno en el que todos convivimos. Necesitamos comprender el concepto de disciplina como una forma de mejorar las expresiones de la naturaleza y el comportamiento del ser humano.
4 de agosto de 2001, Ganga Darshan, Munger
http://www.yogamag.net/archives/2020s/2020/2001/2001dsci.html