El yoga de la excelencia
Me he propuesto ser excelente en todo lo que hago: ser excelente en la ira, ser excelente en la compasión, ser excelente en el amor, ser excelente en la comprensión, ser excelente en las relaciones, ser excelente en la comunicación. En todos los niveles, la excelencia se tiene que convertir en el sello de mi vida, y no hay nada que negar.
Observen la intención
Ustedes pueden decir: «¿Cómo puede Swamiji decir “ser excelente en la ira”? Se supone que los yoguis “no se deben enfadar». Pueden decir: «¿Cómo puede Swamiji decir que “es excelente en el odio”? Se supone que los yoguis “no deben odiar». No se fijen en las palabras, fíjense en cuál es la intención. Observen el ejemplo de Sri Krishna: Él era un Yogeshwar. Era un avatar. ¿Nunca se enfadó? Cuando se enfadaba, vivía su ira a la perfección. Con esa ira no dañaba a nadie, no abofeteaba a nadie, no mataba a nadie, simplemente se enfadaba. Eso era excelencia en la ira, sin dañar a otra persona con ella. Ustedes también pueden sobresalir en el odio, sin proyectar el odio en otra persona, al igual que pueden ser excelentes en el amor sin imponer su amor a otra persona. Es la conciencia y la comprensión de saber cuándo no hay que reaccionar.
Las reacciones están ahí. Todo el mundo reacciona. Las reacciones les permiten ver otro aspecto de ustedes mismos y controlarlo. Observen su reacción, permitan que ella y ustedes mismos sean excelentes en ella, y luego pacifíqunela. No hay nada malo en ser excelente en lo malo o en lo bueno, siempre que se sepa que lo malo no afectará a la otra persona.
Excelencia frente a perfección
Hay una diferencia entre la perfección y la excelencia. La obsesión aparece cuando se quiere que todo sea perfecto. Incluso las pajas que están en el suelo tienen que estar alineadas, no lanzadas al azar. Se trata de una mentalidad perfeccionista, y eso crea problemas, ya que si las cosas no suceden como ustedes desean, reaccionan, se rebelan, se frustran y se enfadan. La excelencia no tiene ese problema. La excelencia no es perfeccionismo. La excelencia es hacer lo mejor posible. Si tiene éxito o no, si es perfecto o no, ello no importa. Independientemente de lo que hagan en el momento, dedíquense a ello con la cabeza, el corazón y el alma. Crean que lo están haciendo por primera vez en su vida, y que es una experiencia nueva, y que será por última vez en su vida; por lo tanto, dén lo mejor de sí mismo. Esta también es la forma de entender el karma yoga.
La gente pregunta: «¿Qué es el karma yoga?». Les decimos: «En el ashram les enseñamos karma yoga«. La gente dice: «¿Qué quiere decir? ¿Nos dan un jharu, una escoba, nos piden que limpiemos y luego dicen que esto es karma yoga?» Este es un aspecto del karma yoga; no es todo el karma yoga. Este aspecto del karma yoga indica que no hay diferencia entre ningún tipo de trabajo. No hay ningún trabajo que sea superior y no hay ningún trabajo que sea inferior. Barrer no es un trabajo inferior, es un acto de higiene. ¿Cómo puede una persona con sentido común considerar inferior un acto de higiene?
Si se sienten avergonzados por tomar una escoba, esto es su propio defecto. Es su orgullo y su arrogancia. Quienes dicen: «¿Cómo puedo tomar la escoba cuando hay sirvientes que hacen ese trabajo?». Tomar la escoba y barrer la habitación con una mente clara y pacífica indica que ustedes no ven ninguna diferencia entre los diferentes tipos de trabajo, y no hay confusión en cuanto al estatus o la identidad del individuo.
Ningún trabajo es sucio
El propio Sri Swamiji solía limpiar los baños. No es un acto sucio. La suciedad es la basura de su mente, y esa basura está en su percepción. Una madre también limpia el trasero de sus hijos. ¿Es esto un acto sucio? No. Sin embargo, ustedes son incapaces de limpiar su propio inodoro debido al condicionamiento de su mente. ¿Este condicionamiento mental los convierte en un mejor ser humano? No. Más bien indica una naturaleza mental deficiente, ya que no están dispuesto a ver cuál es su kartavya, su deber y su dharma, y dónde se encuentra su dharma.
En un hogar familiar donde viven cuatro personas, marido, mujer e hijos, donde se supone que no hay proyección del yo, y donde se supone que hay comprensión, cooperación, sahayoga y respeto mutuo entre sus miembros, incluso allí el marido nunca intentará meter su ropa en la lavadora pues tiene que hacerlo la mujer. El marido nunca intentará llevar su taza de té al fregadero de la cocina, es la mujer quien tiene que hacerlo.
Ese es el yo con el que todos viven, y ese yo se convierte en el estatus de un individuo: «Yo soy así». Si se identifica con su estatus, se está identificando con su yo. Es tan sencillo como eso. Se está conectando con la arrogancia. No está apoyando ni fomentando la cooperación, la empatía, la armonía y la comunicación.
Hacer lo mejor posible
En esta situación, ¿cómo puede alguien buscar la excelencia? En todas las situaciones la gente puede ser perfeccionista y exigir que algo no sea de una manera determinada. Se vuelven agresivos diciendo: «¿Por qué lo has hecho así, cuando no debería ocurrir de esa manera?». La mentalidad perfeccionista da lugar a la agresión, la frustración y se pierde la creatividad y la excelencia humanas. La excelencia es simplemente tratar de dar lo mejor de sí mismo y dejarlo todo en manos del destino: «He hecho lo mejor que he podido, esta es mi primera y esta es mi última vez».
Cuando me dirijo a a cada uno de ustedes, este es el pensamiento que me hace hablarles: que les hablo por primera vez, y que ésta puede ser también mi última vez. Por lo tanto, lo que tengo que transmitir, debo ser capaz de transmitirlo. Cuando limpio mi habitación en el ashram, pienso que lo hago por primera vez en mi vida, y pongo toda mi atención en la limpieza. Me aseguro de que no quede ni un solo lugar sucio, pues quiero que sea el epítome de la limpieza. Al menos para mí, eso es la excelencia.
11 de abril de 2014, Worli, Mumbai, India