Herramientas para la disciplina diaria
No hay diferencia entre la vida espiritual y la mundana. Tendremos problemas en el momento en que tratemos de crear una división entre la vida espiritual y la vida cotidiana, de manera que por un lado meditamos, nos concentramos y hagamos yoga, y por el otro seamos esclavos de la mente, apegados al disfrute sensorial, la felicidad y la satisfacción. Sin embargo, si creemos que nuestra vida espiritual es nuestra vida diaria, y nuestra vida diaria es nuestra vida espiritual, no habrá conflicto. Todo el proceso de la vida espiritual consiste en ser abierto y amigable con todos los demás seres, para ayudar, guiar, amar y vivir en armonía con ellos.
Seis cápsulas yóguicas
La negatividad es una mala hierba que mata y suprime el poder de la positividad. El odio, los celos y la envidia son malas hierbas que suprimen las cualidades positivas de la mente. Si nos identificamos con estas malas hierbas y permanecemos bajo la influencia de nuestros estados mentales negativos, perderemos de vista entonces la naturaleza positiva.
Al igual que hay que mantener el césped con regularidad, también hay que mantener la mente con regularidad. Hay que cuidarla con pensamientos positivos y con sankalpas positivos que se conviertan en nuestros puntos de fortaleza en la vida. Debemos proteger la mente de las influencias que perturban su paz, equilibrio y armonía. Los verdaderos yoguis son las personas que pueden hacer esto.
Existen seis prácticas que se deben adoptar a diario. La primera es la práctica del mantra, que dará lugar a la fuerza interior, el optimismo y la creatividad. Los mantras Mahamrityunjaya, Gayatri y Durga son los tres sankalpas o semillas. Las semillas se plantan en la mente subconsciente cuando la mente está quieta, dormida, sin estar activa en el estado de vigilia, sin estar conectada con los sentidos, con el mundo o con los objetos sensoriales. Por lo tanto, estos tres mantras se deben practicar tan pronto como uno se despierta por la mañana, cuando todavía está en la cama. Con una práctica regular, descubriremos que estos tres mantras desempeñarán un papel importante en el cultivo de la fuerza interior, el optimismo y la positividad.
La segunda práctica que debería formar parte de nuestra vida diaria es el yoga nidra. La práctica del yoga nidra ayudará a reducir las tensiones y el estrés psicológico y psicoemocional y a mantener la mente activa, creativa, libre de estrés y clara.
El tercer componente es la estimulación pránica. Los pranas del cuerpo deben estar activados y equilibrados. Cuando los pranas están activos y el sistema energético está bien regulado, se pueden evitar muchas de las tensiones psicológicas, psicoemocionales y psicofisiológicas. El cuerpo y la mente estarán siempre energizados, sin un momento de aburrimiento en la vida, sin letargo ni aislamiento, más bien un estado autocontenido en el que se experimentará, alcanzará y expresará la creatividad óptima del cuerpo y la mente.
El cuarto componente es la meditación sencilla. En el yoga, lo primero es el pratyahara, el retiro de los sentidos, en el que nos ocupamos de los niveles superficiales de nuestros sentimientos y pensamientos como en la práctica de antar mouna, el silencio interior. Para conocer el estado de estabilidad del cuerpo practicamos kaya sthairyam, la quietud del cuerpo. La conciencia de los movimientos sutiles llega con ajapa japa y chidakasha dharana. Comenzamos con diez minutos de trataka, luego apagamos la vela, continuamos con diez minutos de pratyahara y antar mouna para observar la actividad interior, y terminamos la práctica con diez minutos de ajapa japa.
Los asanas son el quinto componente. Somos libres de hacer todo lo que queramos, donde queramos, pero tiene que haber un propósito en la práctica de asanas. Si el propósito es la flexibilidad y el trabajo corporal, entonces ese debe seguir siendo el enfoque. Si el propósito es la estabilidad y la comodidad, entonces esto debe ser lo predominante.
En el sexto componente adoptamos un yama y un niyama que tratamos de seguir dondequiera que estemos. En el sistema de Patanjali, yama y niyama son prácticas mentales, prácticas de actitud para disciplinar y regular nuestra vida, para provocar un cambio de actitud y mental.
Si podemos aplicar este sistema de yoga de forma regular, entenderemos el proceso de la sadhana del yoga. Cada vez más se desarrollará la comprensión de nuestra mente, comportamiento, actitud, naturaleza y carácter. Si podemos seguir esto durante un año o seis meses o incluso durante tres meses de forma regular, definitivamente descubriremos una transformación en nuestra vida.
La secuencia es importante y por esto hacemos el mantra después de levantarnos, asanas y pranayamas por la mañana, yoga nidra durante el día, siempre que nos sintamos estresados y necesitados de relajación o de nueva energía, y meditación por la noche.
Tres ajustes
Sin importar si practicamos meditación o no lo hacemos, si practicamos yoga o no los practicamos, si aspiramos a vivir una vida yóguica, debemos intentar mantener una naturaleza serena en todas las situaciones. Cultivar la serenidad, sin ponerse nervioso o excesivamente ansioso, conduce a la conciencia y a la paz interior.
La regularidad es la segunda cualidad. Hay que ser regular y constante en el esfuerzo y mantener esa continuidad hasta cumplir el objetivo. El esfuerzo regular, continuo y sostenido debe formar parte de nuestra naturaleza para lograr una finalidad, ya sea un trabajo o nuestro viaje espiritual.
La tercera cualidad es la ausencia de vanidad. La vanidad es ponerse una máscara. Algunas personas se ponen continuamente diferentes máscaras en diferentes momentos. Todos nos escondemos de nosotros mismos para proteger nuestra propia vanidad. Podemos escondernos de los demás, pero al menos no deberíamos escondernos de nosotros mismos. Cuando haya ausencia de vanidad en la vida, conoceremos nuestra verdadera naturaleza.
Si utilizamos la serenidad, la regularidad y la ausencia de vanidad como tres simples ajustes que podemos hacer, nuestra vida interior se enriquecerá y además se equilibrará y mejorará nuestra vida exterior.
Cuatro cualidades
En los Yoga Sutras (1:33), Patanjali afirma que cuatro cualidades deben ser la base de nuestra asociación con otras personas. Las cuatro cualidades son maitri o amistad, karuna o solidaridad y compasión, mudita o felicidad y alegría, y upeksha o indiferencia. La amistad con quienes están felices debe ser la base de nuestra asociación. Un individuo debe ser amigo de quienes no tienen exigencias, sino de quienes están satisfechos. La sensibilidad, la empatía y la compasión es la relación con quienes están en necesidad o están sufriendo. Si alguien está sufriendo, entonces la solidaridad y la compasión se convierten en la base de la asociación. Debemos alegrarnos por aquellos que son virtuosos, que se identifican con las virtudes de la vida. Por último, Patanjali dice que hay que ignorar, descuidar, dejar atrás a las personas que son malvadas. Utiliza la palabra «ignorar». No dice, ajustarse y acomodarse. No te asocies con personas negativas, destructivas, que no sólo destrozan tu paz, sino la de todo el mundo. Ellos tienen su destino y tú no puedes hacer nada al respecto.
Estas cuatro ideas se convierten en la base del comportamiento y las asociaciones de un yogui. Sin embargo, cuando hay odio, entonces comienzas a pensar, ¿por qué debo ignorar a esa persona, por qué no puedo ayudar a esa persona? Esa es tu apreciación, tu sabiduría y tu elección. Si te acercas al agujero negro, también serás absorbido por él. Si entras en una mina de carbón, tu ropa también se volverá negra. Así pues, Patanjali dio una instrucción muy clara para la base de las asociaciones y el trato con la gente, incluso con los compañeros, con los maridos, las esposas y los hijos, con cualquiera.
Los cuatro principios de Patanjali, maitri, karuna, mudita y upeksha, conducen al desapego. El desapego es una comprensión mejor y más cualitativa del apego.
Un individuo se asocia con otras personas en el curso de esta vida durante un período limitado, unos pocos años, diez, veinte, treinta, cuarenta o cincuenta años. En el momento de la muerte, la asociación termina. Esa asociación no continúa. Quien hoy fue esposo o esposa puede convertirse en hijo o hija o en el peor enemigo en la próxima vida, así como en padre o abuelo en otra vida. Las asociaciones en la vida son sólo temporales. No se extienden más allá de la vida, a menos que sea una asociación espiritual. Una asociación espiritual es iluminada, es una conexión que se ha vuelto viva. No es emocional, no es exigente. No es una expectativa, sino la fusión de dos espíritus y dos mentes.
Ganga Darshan, 15 y 17 de enero de 2009
http://www.yogamag.net/archives/2010s/2011/emay11/tools.html