Perfeccionamiento de la sadhana
No se puede definir la perfección. La perfección es un proceso continuo, y si se llega a definir la perfección de alguna manera, entonces se pierde totalmente el punto. Es un error pensar que un milagro es que Dios haya hecho nuestra voluntad. Cuando se ora, «Oh Dios, por favor permite que esto suceda», y sucede, entonces decimos: » Ha ocurrido un milagro, pude convencer a Dios de que cumpliera mis órdenes”.
Sin embargo, he llegado a comprender que el verdadero milagro sucede cuando uno vive en concordancia con la voluntad de Dios. Esto es lo que he visto en la vida de Paramahamsaji, (Swami Satyananda), y en la sadhana que incluso hoy está realizando como sannyasin y como discípulo. El florecimiento de esa sadhana dentro de él ha ido mucho más allá del estado de samadhi. Desde la dimensión de la mente pura, se ha reintegrado con el mundo, con la sociedad y con la gente. Estoy convencido de que así es como la sadhana del yoga debe culminar en nuestra vida. Aislamiento, no. Integración, sí.
Esta integración se compone de cuatro aspectos:
1. Amor, o prem, que no es un amor condicionado o un amor expectante, sino un amor incondicional y universal.
2. Afecto, o sneha, que no tiene un motivo, sino que es un estado natural del ser.
3. Compasión, o karuna, que no es para ganar nombre, fama o reconocimiento, sino que se convierte en una expresión natural de la personalidad humana.
4. Devoción, o bhakti, la llave que une al individuo con el ser superior, que da un sentido de unidad, una fuerza unificadora a toda la creación de la cual todos somos parte.
El desarrollo de estas cuatro cualidades es la verdadera sadhana, el verdadero proceso del yoga.